Una temporada adentro comienza con un estallido: a lo lejos/ o adentro. /No puedo distinguir / la distancia. Pronto nos daremos cuenta que estos versos nos traen la clave de una poética, el territorio de sentido trazado sobre lo indiferenciable. María Belén Sanchez hace su poesía en la menor inquietud, el movimiento ínfimo de implicarse, de entrar en parentesco con el mundo. Se trata de hacer silencio/ y andar despacio, dice. Tal como Bashô nos enseñó sobre el haiku: “es sencillamente lo que sucede en un lugar y en un momento dado”. Porque la poesía es esa búsqueda que nos requiere alertas al mundo, sí, pero más que nada a la intimidad que establecemos con él y que aquí es la experiencia del flechazo, la palabra alerta a los sentidos y el devenir de las relaciones materiales y las disposiciones interiores. Soy propietaria/del vacío./Lo que falta/me pertenece. Si hay un decir del misterio, de lo microscópico de la vida, ese decir es primario, dubitativo y esencialmente poético. Pronunciar/solo las palabras /esenciales. (…) Inaugurar/ la transparencia o como lo decía Juarróz, “No se trata de hablar/ni tampoco de callar/ se trata de abrir algo/ entre la palabra y el silencio”.
Mercedes Araujo